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Sandra es ahora responsable de la política de defensa de su país, y específicamente, de ocuparse de su obsoleto arsenal de armas nucleares tácticas, que necesita modernizarse. El costo será astronómico, pero como dice entusiasta el general Bill McMann (su asesor militar superior): La seguridad no tiene precio. Aun así, Sandra piensa que por lo que cuestan los nuevos misiles, submarinos y cazabombarderos, podrían construir nuevas escuelas, universidades y hospitales en todas las ciudades del país y todavía les sobraría una cantidad enorme de ayuda exterior. Pero ella sabe exactamente lo que el general le respondería a la sugerencia de suprimir la fuerza nuclear disuasoria: La fuerza nuclear ha mantenido la paz durante los últimos setenta años. Si, señora , se eso que no quepa duda. No importa que el mundo haya cambiado desde 1945; tampoco importa que nadie en su sano juicio vaya a lanzar un ataque nuclear ya que estarían matándose a si mismos junto a sus enemigos, la respuesta de Bill va a ser: Si abandonamos nuestras armas, ¿qué les impediría a ellos chantajearnos con las suyas?.


Sandra va a intentarlo con un nuevo enfoque. La principal amenaza hoy en día no viene de otra potencia nuclear, sino de las redes terroristas globales – le rebate - . No podemos disuadirlos con armas nucleares. No tienen ciudades que se puedan bombardear, y, aunque no fuera así, tampoco les importaría; al fin y al cabo, ellos quieren morir. Y concluye: Y la proliferación de armas nucleares significa que algún día también los terroristas tendrán una bomba.

Ah, pero no podemos devolver al genio nuclear a su lámpara, señora, replica Bill, desplegando su lapidario argumento final.


ACTIVIDAD


SE DICE QUE LA DESTRUCCIÓN MUTUA ASEGURADA (DMA) HA HECHO DEL MUNDO UN LUGAR SEGURO DESDE 1945. ¿ES VERDAD O SIMPLEMENTE HEMOS TENIDO SUERTE? ¿Y QUÉ OCURRE CON LOS ENEMIGOS A LOS QUE NO ES POSIBLE DISUADIR CON NINGÚN TIPO DE ARMA?

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