top of page

Subamos ahora de novel, y pasemos de la vigilancia doméstica del dilema anterior a la vigilancia llevada a cabo a nivel nacional por los servicios de inteligencia y la policía. Además de los datos de las cámaras de seguridad, estas organizaciones tienen acceso a cantidades ingentes de datos electrónicos personales (recopilados de nuestros smartphones, tabletas y ordenadores). Si Matías jefe del departamento de seguridad nacional de su país, tendría que lidiar con las mismas cuestiones de privacidad que tuvo que plantearse en el caso de su familia y, además , con los riesgos que conlleva revelar cómo obtiene la información (durante una audiencia judicial por ejemplo), para no poner sobre aviso a criminales y terroristas.


Por ironías del destino, resulta que el propio Matías está ahora en el punto de mira de las agencias de seguridad nacional de su país. En realidad, él no es ningún terrorista, pero comparte nombre, edad y situación geográfica aproximada con alguien que aparece en las listas de los terroristas más buscados. De hecho, esto no es inusual en un mundo de siete mil millones de personas con un número finito de nombres y fechas de nacimiento.


El Smartphone de Matías y sus datos de navegación están siendo monitorizados con un sistema de vigilancia automática. El sistema está programado para alertar a un operativo humano si Matías visita ciertas páginas web, viaja a ciertos sitios, se reúne con otras personas de interés (que están también bajo vigilancia), si compra ciertos artículos por internet o con su tarjeta de crédito, e incluso si utiliza ciertas palabras y frases en conversaciones telefónicas, correo electrónicos o mensajes en las redes sociales.


ACTIVIDAD


LAS AGENCIAS DE SEGURIDAD DE TODO EL MUNDO TIENEN LA CAPACIDAD DE RECOPILAR INFORMACIÓN SOBRE NOSOTROS DE NUESTROS DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS. ¿ES ESTO JUSTIFICABLE EN INTERÉS DE LA SEGURIDAD O ES MÁS IMPORTANTE NUESTRA PRIVACIDAD?

bottom of page