Tomas y Rober vuelven a casa tras su partida semanal en el club de golf, cada uno al volante de su propio coche. Por alguna loca coincidencia, los frenos del sedán de Tomas y del todoterreno de Rober fallan justo al mismo tiempo (no, no se ha visto a sus mujeres con contrapernos en la mano en ningún sitio cercano al club de golf momentos antes de que ellos salieran). Incapaz de parar, Tomas cruza a toda velocidad un semáforo en rojo en una intersección, esquivando por los pelos a un peatón joven y lo bastante ágil como para apartarse de su camino.
Desgraciadamente, el peatón cae directamente al carril donde está pasando el todoterreno de Rober. El joven muere en el acto. La policía llega al lugar del accidente, entrevista a los conductores y testigos y revisa las cámaras de tráfico de la intersección. Rober es detenido inmediatamente acusado de conducción temeraria y se enfrenta a una acusación de homicidio. A Tomas, por su parte, le multan por infracción de tráfico por saltarse el semáforo en rojo.
Ambos conductores vivieron exactamente la misma situación: el fallo repentino de sus frenos que hizo que se saltaron un semáforo en rojo. No habían planeado que sus frenos fallaron en ese momento al saltarse un semáforo en rojo cuando pasaba un peatón. Pero, si se determina que ha habido negligencia, la ley considerará a Rober mucho más culpable que a Tomas, aunque fuese solo cuestión de suerte que el coche de este fuera delante del de Rober.
ACTIVIDAD
SE CONSIDERA QUE TODOS SOMOS RESPONSABLES DE NUESTRAS PROPIAS ACCIONES, PERO ¿SE NOS PUEDE HACER MORALMENTE RESPONSABLES DE SITUACIONES QUE ESTÁN FUERA DE NUESTRO CONTROL?
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